El pasado viernes 11 de noviembre se estrenó en las salas de cine españolas Después de la tormenta, un drama familiar japonés firmado por el director Hirokazu Kore-eda que nos traslada al Japón actual y nos ofrece algo más que un fiel retrato de este país y sus costumbres.
Ryota es un hombre que vive en el pasado, siendo un premiado autor de libros. Tras su divorcio, se dedica a apostar su sueldo de detective privado en las carreras sin pagar la pensión que tiene que pasarle a su hijo. Después de morir su padre, Ryota decide involucrarse más en la vida de su hijo. Un inesperado tifón hará que toda la familia se reúna a pasar la noche en la casa de la abuela, pudiendo reencontrarse entre ellos y a ellos mismos.
Hirokazu Kore-eda vuelve a firmar una película que como siempre cumple con las expectativas, además que tiene un toque que consigue que sus películas sean únicas y entretenidas. Aunque puede parecer lenta en ciertos momentos, si que es verdad, hace que el espectador lo pase bien gracias a unos diálogos con frases bastante graciosas.
Respecto a los personajes, cada uno tiene sus propias preocupaciones, y más Ryota, sin importarle mucho lo que pueda causar con sus acciones. Cree que está haciendo lo correcto, siendo un retrato estremecedoramente real, que en muchas ocasiones no llega a ser como ocurre en esta cinta. En él recae el peso de salir adelante en la vida, luchando pero sin conseguir lo que más quiere por mucho que lo anhele.
El elenco de actores es un punto que hace que la película gane mucho a su favor. Hiroshi Abe, habitual compañero delante de las cámaras de Kore-eda vuelve a repetir en el papel del protagonista, mientras que otro de los nombres más destacados es el de Kilin Kiki que debutó con el director en Nuestra hermana pequeña.
La banda sonora elegida para esta ocasión compenetra de manera satisfactoria con el tono de las escenas y de la película en general. Así pues, nos encontramos ante una película bastante entretenida, que aunque sea un drama familiar, consigue sacar varias sonrisas al espectador y que se pueda sentir en parte identificado con algún personaje.
Ryota es un hombre que vive en el pasado, siendo un premiado autor de libros. Tras su divorcio, se dedica a apostar su sueldo de detective privado en las carreras sin pagar la pensión que tiene que pasarle a su hijo. Después de morir su padre, Ryota decide involucrarse más en la vida de su hijo. Un inesperado tifón hará que toda la familia se reúna a pasar la noche en la casa de la abuela, pudiendo reencontrarse entre ellos y a ellos mismos.
Hirokazu Kore-eda vuelve a firmar una película que como siempre cumple con las expectativas, además que tiene un toque que consigue que sus películas sean únicas y entretenidas. Aunque puede parecer lenta en ciertos momentos, si que es verdad, hace que el espectador lo pase bien gracias a unos diálogos con frases bastante graciosas.
Respecto a los personajes, cada uno tiene sus propias preocupaciones, y más Ryota, sin importarle mucho lo que pueda causar con sus acciones. Cree que está haciendo lo correcto, siendo un retrato estremecedoramente real, que en muchas ocasiones no llega a ser como ocurre en esta cinta. En él recae el peso de salir adelante en la vida, luchando pero sin conseguir lo que más quiere por mucho que lo anhele.
El elenco de actores es un punto que hace que la película gane mucho a su favor. Hiroshi Abe, habitual compañero delante de las cámaras de Kore-eda vuelve a repetir en el papel del protagonista, mientras que otro de los nombres más destacados es el de Kilin Kiki que debutó con el director en Nuestra hermana pequeña.
La banda sonora elegida para esta ocasión compenetra de manera satisfactoria con el tono de las escenas y de la película en general. Así pues, nos encontramos ante una película bastante entretenida, que aunque sea un drama familiar, consigue sacar varias sonrisas al espectador y que se pueda sentir en parte identificado con algún personaje.
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