Lovesick

Dylan Witter tiene clamidia. Y, aunque sabe que no es un trago fácil, debe avisar a todas sus anteriores parejas sexuales de que ha contraído una ETS y así hacerse una prueba para confirmar si la padece o no. Por ello, cada capítulo es un recorrido sobre las relaciones que ha mantenido Dylan —ya sean de larga o corta duración— y si le han afectado en menor o mayor manera. 

Dylan vive con sus mejores amigos Luke, un mujeriego que vive el momento —Daniel Ings— y Evie —Antonia Thomas (Misfits)—, que ahora se ha mudado con su novio, y acaba de dejar una habitación libre en el piso. En Lovesick convivirán el drama y la comedia, y harán una muestra muy realista de las relaciones, de la verdadera amistad y ciertos conflictos internos sobre renunciar a la felicidad personal a cambio de ver feliz a tus amigos. 

Los capítulos hacen constantes viajes al pasado y vuelven al presente, pero bien llevados, para comprender mejor a sus protagonistas, conocer ciertos detalles de su vida que son mencionados y tuvieron cierta relevancia en su vida. 

A pesar de que el gran protagonista de la serie es Dylan, los personajes de Evie y Luke tienen una gran fuerza y llegan a gustar más que el protagonista —al menos a mí Evie me tiene enamorada por completo—.

También he de decir que supieron jugar conmigo con su banda sonora, pues caí fácilmente con ella. ¿CHVRCHES? ¿London Grammar? ¿Tame Impala? ¿Alt-J? GRACIAS. Espero que para la segunda no me decepcionen con esto y sigan en la misma línea.

Descubrí Lovesick gracias a Netflix, cuando en julio rescató e incluso renovó esta serie. Por lo visto, esta sitcom británica —anteriormente conocida como Scrotal Recall, nombre que no tuvo demasiado éxito— comenzó sus emisiones a través de Channel 4 hace dos años, hasta que la cancelaron con tan sólo una temporada y 6 capítulos de veinticinco minutos. 

Con el final tan abierto que nos presentaron en la primera temporada, al fin, el próximo 17 de noviembre podremos descubrir qué ocurrirá con las vidas de  Luke, Dylan y Evie.