Podría ponerme a hablar de infinidad de cosas. Todas sobre ti, claro. Cosas con nombre y apellidos. Como tus ojos. Esos ojos sin color definido, pero de mirada mas que matizada. Intensa. Que incluso pesa. Tu boca es lo único que no tiene tu nombre, porque tiene el mio. He decidido adueñarme de ella, sin tu permiso. Así, a lo loco. Aunque para loco tú y tu pelo. Alborotado tras el masaje de mis manos. Pelo que abunda y que siempre te colocas con cuidado. Pero para cuidado, el de tus manos cuando me rozas. Es más que delicadeza. Es como si rozases porcelana. Aunque de porcelana ya poco. Porque estoy rota. Más que rota. Como aquella última botella de ron que nos bebimos. No sé donde estará. Tú tampoco sé donde estás. Solo me quedan mis pequeños trozos y tu olvido.
Gemma Benito
No hay comentarios:
Publicar un comentario