¿Lo escuchas? No soy yo. Es mi corazón llamándote para morderte. Es cada uno de mis suspiros explorando tu oído. Es cada destello de mi sonrisa buscando el reflejo de tu mirada. Es todo nuestro nada. Gritando a los cuatro vientos. Recorriendo de norte a sur tu espalda, hasta llegar a las caderas. De este a oeste intentando que no se te vaya la vida por los costados. Aunque a veces, mejor que esos cuatro vientos, es un soplo de aire fresco en la cara que me recuerde que todavía vivo. Que no estoy recluida en ti y que puedo romper los barrotes que le pongo a tu cárcel. Me esposaste a tus palabras.
A mi, que no entiendo significados. Solo de tu significante.
Gemma Benito
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