“Si les interesan las historias con finales felices, entonces les convendría ver otra cosa. Esta historia no tiene final feliz, ni principio feliz, ni muchas cosas felices en el medio. Mi nombre es Lemony Snicket. Es mi deber solemne sacar a la luz la penosa historia de los niños Baudelaire, tal y como sucedió hace muchos años. Pero ustedes, el público, no tienen tal obligación, y les aconsejaría a todos que se alejaran de inmediato y viesen algo más agradable. Esta historia será espantosa, lúgubre y calamitosa, una palabra que aquí significa “espantosa y lúgubre”. Eso se debe a que no sucedieron muchas cosas felices en la vida de los Baudelaire”
La historia de los huérfanos Baudelaire ha sido un conjunto de continuos eventos desafortunados desde que sus padres murieron en un misterioso incendio dentro de su propia casa. Violet (Malina Weissman), Klaus (Louis Hynes), y la pequeña Sunny (Presley Smith), han quedado bajo el cargo del señor Poe ( K. Todd Freeman), el baquero de la familia, quién será en encargado de mandar a los niños con su tutor o pariente más cercano. Sin embargo, el pariente más cercano resulta ser un actor de lo más estrafalario que se hace llamar Conde Olaf (Neil Patrick Harris). El Conde junto a sus secuaces forman un grupo despreciable cuyo único objetivo es conseguir la fortuna de los huérfanos. Para ello serán capaz de armar hasta el más vil de los planes, como es casarse con la mayor de los Baudelaire, Violet, y así hacerse con la herencia. Pero los hermanos son más astutos de lo que parecen. Se dice que cuando Violet se ata el pelo detrás de las orejas es que algún plan está tramando, así que con la ayuda de los conocimientos de Klaus y los colmillos de Sunny deberán encontrar un plan para huir de las garras del villano el cual les seguirá a sus siguientes hogares para conseguir venganza.
Durante toda la serie vemos a un personaje recurrente llamado Lemony Snicket. Patrick Warburton interpreta al narrador de la historia, un periodista que se ha encargado de recopilar todos los datos conocidos de la historia de los Baudelaire."Una serie de catastróficas desdichas" tuvo su boom en el 2004 cuando la película con el mismo nombre llegó a los cines. Jim Carrey interpretando a el Conde Olaf hizo suyo el personaje, dejando el listón bastante algo a posibles futuros reemplazos. Y eso exactamente es lo que le ha pasado a la serie. Si bien es cierto que Neil Patrick Harris no hace nada mal su papel de villano, no podemos quitarnos de la mente la sombra de Carrey. En cambio, con el trío protagonista sucede completamente lo contrario.
La serie abarca los primeros cuatro libros de la saga de Daniel Handler en los que están basados. Nuevamente, contamos con el antecesor de la película, la cual contaba la historia de los tres primeros libros de la saga, por lo que aunque se alteran varios hechos y se añaden nuevas incógnitas a la historia, nos encontramos con casi las mismas situaciones que ya vimos en el 2004. Esto llega hacerse algo aburrido, ya que 6 de los 8 capítulos que componen la primera temporada nos cuentan algo que ya conocemos. Sin embargo, aquí la serie juega un nuevo papel, y es el añadido de una incógnita en no aparece en la película. La duda sobre los padres de los huérfanos y todo su pasado son un factor sorpresa, y principalmente el hilo, que hace mantener la intriga capítulo tras capítulo.
Aun así, volvemos a encontrarnos con una proyección cuyo narrador advierte de fría y descorazonadora pero decorada con un pequeño humor. Y esto es lo que caracteriza principalmente a la serie, el drama de los hermanos unidos a los momentos cómicos que provoca el Conde Olaf y sus secuaces debido a la ridiculez.
La ambientación de la serie se puede apreciar el intento de recordarnos a los años 30, ambientación de los libros, pero es un detalle que no han llegado a conseguir. Los personajes llevan ropas mucho más modernas y ciertos comentarios (como la aparición de Internet) quedan fuera de ese intento de ambientación. Con los decorados sucede algo parecido. Tienen una apariencia teatral pero al mantenerse durante toda los los episodios caracteriza a la serie.
"Una serie de catastróficas desdichas" no se diferencia mucho de su película predecesora, pero no por ello deja de ser una apuesta interesante de Netflix que esperemos que mejore en la segunda temporada enseñando a través de lo audiovisual las desdichas que les deparan a los huérfanos Baudelaire.
"Una serie de catastróficas desdichas" no se diferencia mucho de su película predecesora, pero no por ello deja de ser una apuesta interesante de Netflix que esperemos que mejore en la segunda temporada enseñando a través de lo audiovisual las desdichas que les deparan a los huérfanos Baudelaire.
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