Continuamos la carrera a los Premios Oscar con una de las películas que más ganas teníamos de ver: Figuras Ocultas (Hidden Figures). La historia basada en el libro de no-ficción escritor por Margot Lee Shetterly en 2016 sigue a tres jóvenes matemáticas afroamericanas durante los años sesenta y cómo ayudaron a impulsar la industria espacial americana en sus comienzos.
Durante los 127 minutos que dura el largometraje, conoceremos a Katherine G. Johnson (Taraji P. Henson), Dorothy Vaughan (Octavia Spencer) y Mary Jackson (Janelle Monáe), tres mujeres que marcaron un antes y un después no solo en la NASA, sino también en la lucha de los derechos humanos –raciales y feministas–.
Desde que se fue la supervisora del equipo de calculadoras de color, Dorothy Vaughan ha tomado las riendas del equipo, encargándose de entregar las tareas diarias a las chicas que trabajan en esa división de la NASA. Sin embargo, todo su trabajo será en balde, ya que desde los altos puestos se niegan a darle el puesto de supervisora –y el sueldo que este implica–. La mujer verá peligrar su puesto con la llegada del sistema IBM, y tendrá que arreglárselas para continuar siendo útil para la empresa.
Mary Jackson sueña con llegar a ser algo más que la ayudante de un ingeniero. Tiene el deseo de llegar a diseñar las naves del futuro, pero cuando una plaza para trabajar en ello en el centro de la NASA se abra, solo recibirá portazos. Mary luchará con todo lo que tiene dentro para poder llegar a cumplir sus sueños. ¿Lo conseguirá?
Katherine G. Jackson ha sido asignada la tarea de revisar las operaciones del equipo de Al Harrison (Kevin Costner) que conseguirán mandar al primer ser humano fuera de la órbita terrestre. Las habilidades matemáticas de Katherine serán imprescindibles para que el proyecto pueda llevarse a cabo y poco a poco irá abriéndose camino en un terreno que siempre ha estado abierto únicamente para los hombres.
Estas tres mujeres afroamericanas romperán la barrera de lo establecido en la sociedad hasta el momento, no sólo por lo que conseguirán como mujeres, sino por los pequeños pasos hacia la igualdad racial que darán gracias a Al Harrison.
La historia narrada en la película dirigida por Theodore Melfi nos transporta a la Virginia de los años sesenta gracias sobre todo al trabajo del equipo de maquillaje y peluquería –por no hablar del contexto histórico–. Principalmente, intenta mostrar la desigualdad arraigada en la sociedad del estado norteamericano a la vez que realiza una reivindicación de los derechos humanos.
En mi opinión, y sin desmerecer la realidad en la que se ha basado, Figuras Ocultas ha intentado abarcar tantos temas que la mayoría han pasado desapercibidos. Por una parte, y como ya he contado más arriba, intenta hacer una reivindicación del papel de la mujer en el entorno de trabajo –no tanto en el hogar– y en un enfoque más obvio, de los empleados afroamericanos en las empresas regidas por personas blancas.
Aparte de esos ejes que harán que el argumento progrese siguiendo las vidas de las protagonistas, pretende homenajear a las madres solteras, a las madres trabajadoras y a su vez, arrojar una tenue luz sobre los segundos matrimonios –únicamente después de afrontar la viudedad, como ocurría en la época–. El problema viene cuando estos aspectos toman demasiado tiempo de lo que es realmente debería transmitir la película, que son los temas hablados en el párrafo superior.
El hilo argumental basado en la vida personal de Katherine G. Johnson resulta completamente prescindible para el espectador según se ha vendido la película: La historia de cómo las tres llegaron a convertirse en elementos tan importantes para el progreso en Estados Unidos. No lo digo porque no me gustara. Si hubiera sido una película romántica, seguramente habría “comprado” sus problemas y la relación con el Coronel Jim Johnson (Interpretado por el nominado al Oscar Mahershala Ali), pero en la trama que ocupa Figuras Ocultas, me pareció completamente fuera de lugar e innecesario.
En cuanto a las interpretaciones, destacaría la de Janelle Monáe, que consigue que nos empapemos de la frustración y la perseverancia de Mary. Octavia Spencer y Taraji P. Henson transmiten la inseguridad de sus propios personajes, pero no logran atrapar como Monáe. Por otra parte, la interpretación de Jim Parsons y Kirsten Dunst se convierte en un perfecto retrato del White Privilege y el racismo que, por desgracia, aún hoy existe.
En general, Figuras Ocultas es una historia que merece la pena contar (y ver), pero su ejecución hace que esa tonalidad de blockbuster Hollywoodiense provoque que la cinta pase sin pena ni gloria por el público. Una pena si se tiene en cuenta lo que pasaron las mujeres reales en que se inspira la historia. Se lleva tres fotogramas.
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