De nuestros más bajos instintos nace el odio irracional. En ocasiones, convertimos a las personas en el blanco de nuestro lado más visceral, incluso por miedo a nosotros mismos.
Es complicado el ser humano, en especial en la adolescencia, etapa vital en la que se desarrolla Cuando tienes 17 años, dirigida por André Téchiné.
Thomas —Corentin Fila— es un chico que vive con sus padres en una región montañosa del sudoeste de Francia y, aunque ha retomado el instituto, adora la vida rural y le gustaría estudiar para convertirse en veterinario, cuidando así de la granja de sus padres.
Damien —Kacey Mottet Klein— vive con su madre, Marianne —Sandrine Kiberlain—, quien es la doctora del pueblo. Nathan —Alexis Loret—, el padre de Damien, es soldado del ejército francés y pasa casi toda su vida en misiones, por lo que cuando reciben noticias de él, o cuando vuelve, es toda una alegría para ambos.
En la familia de Thomas, las cosas no van muy bien. Su madre está teniendo problemas de salud y Thomas tiene dificultades con el bachillerato, ya no solo porque tiene que ocuparse de la granja, sino también por la enorme cantidad de tiempo que pierde viajando de las montañas hasta la escuela. Además, Thomas se labra en el instituto fama de conflictivo, pues no deja de atacar físcamente, sin motivo alguno, a Damien. Ambos se enzarzan en numerosas ocasiones y son amonestados.
Cuando Marianne va a hacerle una revisión de urgencia, y más tarde deben trasladar a la madre de Thomas al hospital, Marianne convence a su familia de que será mejor para el futuro de Thomas pasar unos meses en casa de Marianne, sin al principio saber que ambos no congenian en absoluto.
Cuando tienes 17 años es un retrato de la evolución de los adolescentes. Este filme francés transcurre con lentitud hasta llegar a algo de profundidad —que no le falta—, cuando, con paciencia, florece la verdadera historia de Thomas y Damien, que pasan del odio mutuo, a tener una relación que va mejorando, pero que a ambos les cuesta (a uno más que al otro).
La película no tiene giros inesperados, es predecible, pero no quita que en algunos momentos se te rompa el corazón. Los personajes son bastante reales, disfruté en especial con la actuación de Sandrine Kiberlain, fue el personaje que más me gustó, aunque ambos —Tom y Damien— también me gustaron, aunque no con tanta fuerza. Otra de las cosas que me gustó fue la fotografía, cómo supieron captar con el entorno la libertad y conexión que sentía Thomas con la naturaleza es otro gran punto a su favor.
Por lo demás, no tengo mucho más que decir. Si os apetece ver una historia sensible, con una fuerte figura maternal y la evolución de dos adolescentes, que se deja con un final abierto, dadle una oportunidad a esta película, que será estrenada este viernes en todos los cines. Le otorgo 3 fotogramas, aunque en mi corazoncito saben más a 2,5.
~ Laura B.
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