Título: No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas
Autor: Laura Norton
Editorial: Espasa (Grupo Planeta)
Año: 2014
ISBN: 978-84-67-04158-3
Páginas: 351
Precio: 19,90 €
"Si estás leyendo estas líneas es que te ha llamado la atención el título."
Es de todos sabidos que el 50% de las compras de libros entre los que no suelen llenarse las manos con ellos se debe a la atracción de la portada, esos dibujos o imágenes que te hacen llevarte el último libro de Sherrilyn Kenyon aunque no tengas ni idea de quién es la autora o cuál es el argumento del libro. Y si la portada atrae y te impulsa a comprar, el título también lo hace.
Así es como he llegado a No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, el primer libro adulto de Laura Norton. Que sí, que yo suelo leer bastante y comprar libros y quizás no esté en la categoría mencionada anteriormente pero, ¿habéis leído el título? Si es que promete solo con decirlo en alto. Total, que como me atrajo de tal manera y me lo leí con una rapidez pasmosa he decidido escribir una reseñita por aquí, para contaros mi experiencia con la novela y recomendárosla.
En el libro de Laura Norton nos encontramos con Sara Escribano, una joven de 30 años que ya desde el primer capítulo nos cuenta de qué va a ir el libro mediante un flashback al año 1998. Ella se apuntó a la obra de teatro del instituto después de ver cómo el chico que le gustaba, Aarón – el puñetero Aarón – lo hacía, él como músico y ella como parte del equipo de vestuario, utilizando las plumas como había visto hacerlo a su abuela.
Fue en ese momento en que se dio cuenta de su gran pasión: La artesanía de las plumas, exóticas o más comunes, naturales o teñidas, pero siempre creando modelos que no dejaban indiferente. Su vida, sin embargo, la llevaría a estudiar Químicas, y no a dedicarse a lo que con tanta pasión quería, ya que esto segundo lo consideraba un mero hobby.
El libro plantea dos partes de la vida de Sara muy diferentes y que, sin embargo, no paran de volver a unirse. Seguiremos a la mujer, ya con casi 30 años, dejar aparcadas las oposiciones a profesora para dedicarse a las plumas, impulsada por lo que le dijo Aarón la última noche que le vio, antes de que desapareciera en la nada. Pero aquel joven músico del que Sara se había enamorado volverá a llamar a su puerta de un modo en que nunca pensó posible.
La historia de Laura Norton tiene algo muy peculiar, y es que desde su comienzo me daba la sensación de que la prosa dejaba bastante que desear, la historia enganchaba pero su escritura parecía estar poco cuidada. Hasta que entró en mi mente una posibilidad que explicara esto: Laura Norton no intenta crear una novela en la que el lector disfruta de la historia desde el exterior, sino que parece querer involucrarte en ella contándote las aventuras y desventuras de Sara como si fuera una confidencia de una amiga. Quizás me esté montando películas y quizás esto no excuse que no esté realmente elaborada y que a menudo hay repeticiones más de un lenguaje coloquial que de un escrito, pero lo cierto es que la manera en que está contada la historia me ha hecho disfrutar tanto que no podía soltar sus páginas.
A pesar de ese lenguaje que tan pegada me tenía, con lo que más he disfrutado han sido con las locuras que han hecho Sara, Lu, Aarón y el Vikingo (Eric), y es que a pesar de la existencia de otros personajes, algunos incluso con más tiempo en escena que Eric, esos cuatro me llenaban la cara con una sonrisa hasta que el libro pasa del humor a un cierto agobio. Este cambio se produce, pero para entonces estás tan metido en la historia que el agobio no es por la situación, sino porque ¿cómo vas a dejar que Sara se encuentre tan mal y acabe haciendo lo que le lleva a cierto momento en su vida? (Como veréis, reseñar este libro sin hacer spoilers cuesta más de lo que parece).
Y es que Sara, tan absurda, tan enamorada de su propio trabajo y con tantos miedos, se hace querer a pesar de la incoherencia de sus acciones y su propia negación a creer en lo que siente por miedo a la inmensidad de ello. Pero si ella se hace querer, Aarón se hace odiar. Y quizás sea por el punto de vista en que leemos la historia, que si nuestra protagonista ha de odiarlo también tenemos que hacerlo nosotras, pero lo cierto es, que poco a poco, tenemos que darle la razón al resto de personajes y caer en los brazos del músico.
Uno de los personajes indescifrables – aparte de la hermana de Sara, Lu, quien me parecía sencillamente irritante – es la madre de Sara. Cada día con una opinión distinta, siempre la víctima y echando en cara todo lo que iba mal en su vida – cuando era ella quien había estropeado todo – me resultaba no solo imposible de empatizar, sino realmente difícil de leer a no ser que llevase dos copas de más. O tres. O cuatro. La verdad es que tiene cierta tendencia al alcoholismo por mucho que lo niegue.
He de reconocer algo, me ha pillado en un momento en que necesitaba leer una comedia acorde con mi sentido del humor, y No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas es una comedia en ocasiones absurda, que te hace soltar carcajadas sin pensarlo y con la que tienes casi siempre una sonrisa en la cara. No tiene crítica social – aparte de un par de guiños a la situación del país – ni bromas elaboradas o para un público concreto, pero las situaciones absurdas y el lenguaje soez en algunas ocasiones, junto con el temperamento imprevisible de alguno de los personajes te llenarán de alegría.
Es cierto que la novela tiene sus fallos y que quizás las expectativas tienden a ser altas y se desinflan cuando terminan las más de trescientas páginas de historia, esperando ese algo más que yo, personalmente, no he necesitado. Una comedia romántica – porque sí, es romántica – llena de aventuras impensables y con un final poco predecible hasta las últimas páginas.
María R
Hola!!
ResponderEliminarPues le tengo dudas, quizás le de una oportunidad.
Un saludo :)
¡Hola!
ResponderEliminarTodo el mundo pone este libro genial pero a mi sigue sin llamarme la atención; dudo que lo lea.
Un saludo ^^
El hype quita muchas ganas, la verdad. Yo es que lo leí cuando buscaba un libro tontillo y me gustó mucho. Si vas buscando el próximo Nobel de Literatura tampoco lo vas a encontrar, pero está muy bien como lectura ligera ^^
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