El Festival de Sitges es uno de los mejores encuentros cinéfilos para descubrir grandes cintas que saldrán en los próximos meses – en el mejor de los casos –. Una de las grandes sensaciones en la última edición, que acabó llevándose el premio a Mejor Película, fue La Invitación, dirigida por Karyn Kusama. La película se presenta como un drama de suspense, aunque popularmente se le haya dotado del título “película de miedo”.
Will (Logan Marshall-Green) y Eden (Tammy Blanchard) fueron en el pasado una feliz pareja con un hijo en común. Pero la muerte en trágicas circunstancias del niño afectó irremediablemente su relación, hasta el punto de que un día ella desapareció sin previo aviso. Años más tarde, Eden regresa a la ciudad casada con otro hombre y como una persona diferente: en ella parece haber cambiado algo, es ahora una persona inquietante e irreconocible, incluso para Will. Una oscura noche, éste retorna a la casa que compartió con Eden, acompañado de su nueva novia, Kira (Emayatzy Corinealdi), y de un grupo de antiguos amigos. En el transcurso de la velada, a Will le aterra la evidencia de que tanto Eden como las personas que comparten ahora su vida esconden oscuras y misteriosas intenciones. Pero, ¿podemos confiar realmente en los presentimientos de Will? o, ¿es él mismo el catalizador inconsciente de esa fatalidad que intuye?
La forma en la que las personas lidian con el dolor es muy diversa, según quién lo sufra. Y, aunque el caso de Will es más común, Eden ha encontrado la paz junto a La Invitación, donde ha conocido a David (Michiel Huisman, a quien conocemos de El secreto de Adaline), su actual pareja, y a Sadie (Lindsay Burdge) y Pruitt (John Carroll Lynch). Ellos han creado un grupo de apoyo basándose en la idea de que la muerte en sí misma no duele, y que quien se va de este mundo lo hace en paz, motivado por volver a ver a sus seres queridos. Pero con cada detalle que destapan, Will empieza a pensar que quizás no hayan ido a su antigua casa para una cena cordial.
Kusama ha intentado realizar un argumento recurrente del género, intercalando escenas de esa misteriosa noche con flashbacks de la vida de Eden y Will, e incluso la muerte de su único hijo. La mezcla ayuda a la creación de un ambiente tenso en todas las salas de cine, pero la lentitud con la que se desarrollan los acontecimientos hace que la película se haga pesada hasta que definitivamente llega la acción y el desenlace del argumento.
A ello tiene que unirse la actuación del reparto, que aun separándose de lo ridículo que vemos muchas veces en producciones americanas, no llega a alcanzar gran peso en la película, siendo Marshall-Green el encargado de llevar de la mano el argumento, como protagonista que es. Incluso Eden, uno de los personajes más misteriosos, no consigue hacer que la historia avance a mayor ritmo, sino que provoca una frustración al espectador basado en las constantes preguntas que evoca su comportamiento.
Para mí, La invitación ha sido una película ciertamente inquietante que ha sabido jugar con su trama, pero en ocasiones aburrida y algo predecible según se va desvelando la misma. Entretenida y con carga emocional, con un final que concentra toda la acción, reiterando la lentitud de la cinta en el resto del tiempo.
La película se estrena este mismo viernes, 8 de Abril, y llegará a las salas gracias a Good Films. A pesar de su ritmo La invitación se convierte en un drama en el que descubres poco a poco la historia de los personajes y ves reflejado el dolor que sienten. De no ser por el desenlace podría ser un gran drama. Si acaso, algo corto. Así que si os gustan los dramas con elementos algo creepy, es una buena elección para acudir al cine.
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