Ya son pocas las casas en las que conviven tres generaciones de la misma familia. En una misma casa, viven los abuelos Hirata: Shuzo —Isao Hashizume— y Tomiko —Kazuko Yoshiyuki—, su hijo mayor Konosuke —Masahiko Nishimura— junto a su mujer Fumie —Yui Natsukawa— y sus dos hijos, y Shota —Satoshi Tsumabaki—, el hijo menor de Shuzo y Tomiko, el más retraído de todos.
La cinta da comienzo con el cumpleaños de Tomiko, el cual Shuzo ha olvidado, por lo que no le ha comprado nada. En el cuarto de ambos, él le pregunta qué quiere para su cumpleaños. Para su sorpresa, Tomiko responde que lo que más desea no le costará más de 450 yenes y una firma: una solicitud de divorcio.
Ni Shuzo, ni prácticamente nadie en la familia Hirata parece creerse el regalo de cumpleaños que Tomiko quiere, puesto que su hija mediana Shigeko —Jun Fubuki— y su marido Taizo —Tomoko Nakajima— se pasan casi todo el día discutiendo e incluso con amenazas de divorcio, aunque éstas nunca terminan por cumplirse.
Por otra parte, el hijo menor, Shota, en este clima de tensiones, disputas matrimoniales, espionajes y divorcios, está a punto de presentarle a la familia a su novia Noriko —Yû Aoi—, una enfermera de provincias que ahora reside en Tokio. Shota desde el inicio planea abandonar el nido, aunque le cuesta porque siente que es el pilar fundamental para que entre los Hirata no terminen matándose los unos con los otros.
Maravillosa familia de Tokio en su inicio tiene un ritmo que atrae al espectador, pero según te va presentando al resto de los miembros de la familia se va apaciguando. Muestra más la exagerada reacción de los hijos ante el divorcio de Shuzo y Tomiko que hacerles profundizar qué es lo que quieren ambos, y eso por desgracia llega mucho más tarde, por lo que ralentiza demasiado ese ritmo inicial entretenido de la cinta.
A su vez, el anciano matrimonio no eclipsa a los demás personajes, también tienen voz, nos muestran cómo pueden ser las relaciones en una familia tradicional y tan grande, en un formato cómico y que habrá conquistado al público japonés.
En mi opinión, esperaba algo más de la cinta, no una interminable muestra de situaciones absurdas, ese machismo arcaico japonés... Además, el final de la película no es para nada sorprendente, aunque en el fondo estuviera deseando que ocurriera todo lo contrario.
La cinta da comienzo con el cumpleaños de Tomiko, el cual Shuzo ha olvidado, por lo que no le ha comprado nada. En el cuarto de ambos, él le pregunta qué quiere para su cumpleaños. Para su sorpresa, Tomiko responde que lo que más desea no le costará más de 450 yenes y una firma: una solicitud de divorcio.
Ni Shuzo, ni prácticamente nadie en la familia Hirata parece creerse el regalo de cumpleaños que Tomiko quiere, puesto que su hija mediana Shigeko —Jun Fubuki— y su marido Taizo —Tomoko Nakajima— se pasan casi todo el día discutiendo e incluso con amenazas de divorcio, aunque éstas nunca terminan por cumplirse.
Por otra parte, el hijo menor, Shota, en este clima de tensiones, disputas matrimoniales, espionajes y divorcios, está a punto de presentarle a la familia a su novia Noriko —Yû Aoi—, una enfermera de provincias que ahora reside en Tokio. Shota desde el inicio planea abandonar el nido, aunque le cuesta porque siente que es el pilar fundamental para que entre los Hirata no terminen matándose los unos con los otros.
Maravillosa familia de Tokio en su inicio tiene un ritmo que atrae al espectador, pero según te va presentando al resto de los miembros de la familia se va apaciguando. Muestra más la exagerada reacción de los hijos ante el divorcio de Shuzo y Tomiko que hacerles profundizar qué es lo que quieren ambos, y eso por desgracia llega mucho más tarde, por lo que ralentiza demasiado ese ritmo inicial entretenido de la cinta.
A su vez, el anciano matrimonio no eclipsa a los demás personajes, también tienen voz, nos muestran cómo pueden ser las relaciones en una familia tradicional y tan grande, en un formato cómico y que habrá conquistado al público japonés.
En mi opinión, esperaba algo más de la cinta, no una interminable muestra de situaciones absurdas, ese machismo arcaico japonés... Además, el final de la película no es para nada sorprendente, aunque en el fondo estuviera deseando que ocurriera todo lo contrario.
Maravillosa familia de Tokio merece 2 tinteros, es entretenida, en especial al comienzo. Más tarde comienza a decaer y desemboca en situaciones absurdas, típicas del manga/anime. Si te gustó el trabajo de Yoji Yamada en Una familia de Tokio, no dudarás en darle una oportunidad, al menos para entretenerte durante un buen rato.
~Laura B.
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