Título: Ciudades de Papel
Autor: John Green
Editorial: Nube de Tinta
Año: 2014
ISBN: 978-84-15594-28-4
Páginas: 368
Precio: 14,95€
"En su último año de instituto, Quentin no ha aprobado ni en popularidad ni en asuntos del corazón... Pero todo cambia cuando su vecina, la legendaria, inalcanzable y enimática Margo Roth Spiegelman, se presenta en mitad de la noche para proponerle que le acompañe en un plan de venganza inaudito. Después de una intensa noche que reanuda el vehículo de una infancia compartida y parece sellar un nuevo destino para ambos, Margo desaparece dejando tras de sí un extraño cerco de pistas".
Como muchos sabréis, ya no queda nada para el estreno de la adaptación de Ciudades de Papel el próximo 7 de agosto, y aquí, desde Entre letras y cámaras hemos querido reseñar otra de las novelas del popular escritor norteamericano John Green.
La historia da comienzo cuando Quentin Jacobsen habla de que a cada persona le corresponde un milagro, y para él, el suyo propio se trata de su vecina de toda la vida, Margo Roth Spiegelman. Durante todo el instituto cada uno de ellos ha pertenecido a un mundo diferente y desde el colegio han ido distanciándose poco a poco. O eso es lo que pensaba Quentin cuando una noche aparece Margo por su ventana pidiéndole su coche.
Así, Q y Margo se embarcan en una alocada noche donde le explica Margo que tiene que hacer once cosas, comenzando por una venganza a su novio, hasta terminar colándose en SeaWorld. Al dar por finalizadas las once tareas de la noche, Quentin se va a dormir con la esperanza de que su relación con Margo cambie de ahora en adelante, con la esperanza de que sea como lo fue tiempo atrás.
Pero parece que en la vida de Quentin, todo sigue igual... o eso parece, porque Margo ha desaparecido. Y al parecer, no es la primera vez que lo hace en lo que lleva de año. Los Spiegelman explican a Quentin que Margo siempre termina volviendo, pero ella tiene un modus operandi que consiste en dejar pistas que parecen no tener ningún sentido del lugar en el que se encuentra.
La búsqueda de Margo obsesiona a Quentin, lo que hace que sus amigos Ben Starling, Marcus—Radar—Lincoln y Lacey Pemberton se involucren en ella y le ayuden con su investigación de dónde le ha llevado el destino a la enigmática Margo.
Un día asomado a la ventana, Quentin se da cuenta de que hay un póster pegado de Woody Guthrie en la ventana de la habitación de Margo, por lo que deciden ir a su casa a investigar. Allí se topan con su hermanita Ruthie, a quien sobornan para que les deje entrar en su cuarto. Ese cartel va a ser la primera de las pistas, sin aparente sentido entre ellas, de las muchas que deja Margo.
He tardado más de lo necesario en leerlo por dos motivos: pereza y que tengo esa bonita manía de leer 8293474687 libros a la vez, pero sinceramente, lo he devorado en dos tardes. A decir verdad, me he enamorado bastante de la mayoría de sus personajes. Especialmente de Ben y Radar, quienes me han sacado muchas, muchas sonrisas y me han parecido bastante divertidos. No te puedes imaginar a ninguno de los personajes masculinos si faltase alguno de ellos.
La historia da comienzo cuando Quentin Jacobsen habla de que a cada persona le corresponde un milagro, y para él, el suyo propio se trata de su vecina de toda la vida, Margo Roth Spiegelman. Durante todo el instituto cada uno de ellos ha pertenecido a un mundo diferente y desde el colegio han ido distanciándose poco a poco. O eso es lo que pensaba Quentin cuando una noche aparece Margo por su ventana pidiéndole su coche.
Así, Q y Margo se embarcan en una alocada noche donde le explica Margo que tiene que hacer once cosas, comenzando por una venganza a su novio, hasta terminar colándose en SeaWorld. Al dar por finalizadas las once tareas de la noche, Quentin se va a dormir con la esperanza de que su relación con Margo cambie de ahora en adelante, con la esperanza de que sea como lo fue tiempo atrás.
Pero parece que en la vida de Quentin, todo sigue igual... o eso parece, porque Margo ha desaparecido. Y al parecer, no es la primera vez que lo hace en lo que lleva de año. Los Spiegelman explican a Quentin que Margo siempre termina volviendo, pero ella tiene un modus operandi que consiste en dejar pistas que parecen no tener ningún sentido del lugar en el que se encuentra.
La búsqueda de Margo obsesiona a Quentin, lo que hace que sus amigos Ben Starling, Marcus—Radar—Lincoln y Lacey Pemberton se involucren en ella y le ayuden con su investigación de dónde le ha llevado el destino a la enigmática Margo.
Un día asomado a la ventana, Quentin se da cuenta de que hay un póster pegado de Woody Guthrie en la ventana de la habitación de Margo, por lo que deciden ir a su casa a investigar. Allí se topan con su hermanita Ruthie, a quien sobornan para que les deje entrar en su cuarto. Ese cartel va a ser la primera de las pistas, sin aparente sentido entre ellas, de las muchas que deja Margo.
He tardado más de lo necesario en leerlo por dos motivos: pereza y que tengo esa bonita manía de leer 8293474687 libros a la vez, pero sinceramente, lo he devorado en dos tardes. A decir verdad, me he enamorado bastante de la mayoría de sus personajes. Especialmente de Ben y Radar, quienes me han sacado muchas, muchas sonrisas y me han parecido bastante divertidos. No te puedes imaginar a ninguno de los personajes masculinos si faltase alguno de ellos.
El personaje de Margo me ha gustado mucho. Quizá sea porque es una rencorosa, su afán de viajar, su afición a la poesía, el aire bohemio y misterioso que se trae con sus viajes, la envidiable colección de vinilos que posee, ella en sí, o que le dejase la pista que desencadena todo en Hojas de hierba, porque a parte de que ya de por sí me gustó mucho leerlo, al adentrarme en Ciudades de Papel, me estaban dando muchas ganas de volver a sus brazos.
También me ha gustado mucho Quentin, a quien lo único que le gusta es tener un futuro planeado, y quien está enamorado perdidamente de Margo, porque básicamente rompe todos sus esquemas. Me gustaba mucho ese afán de encontrarla, pero a veces se obsesionaba demasiado con el tema, tanto, que dejaba de lado momentos cruciales que jamás volverá a vivir.
Me ha parecido una lectura de verano de las de verdad, y temía no enamorarme de ningún libro así este verano como me ha pasado con este.
Soy bastante escéptica con el autor por —a mi parecer— el excesivo bombo que se le dio a Bajo la misma estrella, y empecé leyendo esta obra sin muchas expectativas, porque con El teorema Katherine esperé otra cosa que no encontré. Por eso, le doy a Ciudades de Papel 4 tinteros, porque me ha encantado, porque la recomiendo y porque ahora mismo pienso releer Hojas de hierba.
~ Laura B.
Hola! Yo lo estoy leyendo porque estoy participando en una lectura conjunta y de momento me está gustando mucho.Como bien dices;es una muy buena lectura de verano :)
ResponderEliminarBesos