Título: Al final de la calle 118
Autor: Clara Cortés
Editorial: Plataforma Neo
Año: 2015
ISBN: 978-84-16429-18-9
Páginas: 354
Precio: 16,90 €
"Vivir al final de la calle 118 no es fácil. La madre de Valeria y Raven las abandonó hace años sin dar explicaciones y ambas han tenido que aprender a ganarse la vida. Mientras Valeria tiene un insignificante trabajo como modelo, su hermana patea la ciudad en busca de hombres a los que seducir para pagar el alquiler a cambio de sus servicios. Valeria pensaba que todo seguiría así para siempre… hasta que escucha la música de aquel chico al final de la calle, junto a su casa, y sus miradas se cruzan. Desde ese momento, una serie de curiosas coincidencias llevará a los personajes de esta novela a cambiar sus vidas como nunca se hubieran imaginado".
Hace unas semanas os contábamos cómo habíamos vivido la presentación de Al final de la calle 118, la novela ganadora de la tercera entrega del Premio La CAIXA / Plataforma Editorial. Hoy os traemos la reseña de este duro libro que ya lleva meses causando sensación por la blogosfera y que tanto tiempo llevábamos queriendo leer.
En las más de 300 páginas nos encontramos a Valeria y a Rachel (Raven), dos chicas que no han tenido suerte en la vida desde que su madre las abandonara, y que han tenido que salir a flote como han podido, aunque eso signifique tener que buscar un trabajo como el de Raven. Seguiremos a nuestras dos protagonistas en su camino a la liberación de todo aquello que las ata a su mala racha, desde el odio hacia sí mismas hasta el resentimiento por haber permitido que llegasen a este estado.
He de reconocer que me costó un poco meterme en la novela, el calor hacía mella en mí y tenía más de un libro comenzado. Aún así, me forcé a centrarme en él hasta que llegó el momento en que no pude soltarlo y lo devoré en cada momento libre del que disponía.
Algo que disfruté muchísimo —además de la sorprendente trama, evidentemente—, fue la escritura de la autora. Cautivadora, utiliza la descripción de tal modo que casi puedes ver la escena en que te encuentras. Si he de buscarle una pega sería el abuso de monólogos internos en según qué momento, ya que alguna vez me daba la impresión de que lo que intentaba comunicar con ellos —generalmente cómo se sentía Valeria— ya lo sabía, por lo que quería leer qué haría con esos sentimientos o pensamientos, algo que no ocurría hasta más adelante. Claro que también he de puntualizar que esto ocurre en contadas ocasiones, por lo que no eclipsa los grandes momentos de la novela de Clara Cortés.
En cuanto al argumento, Valeria y Raven irán sobrepasando los obstáculos que la vida les ha puesto, dándose cuenta poco a poco tras la llegada de Simon, el chico que canta en el orfanato, de que quizás no todo sea negro, sino que los colores también pueden llegar al alma de una persona que creía haberlo perdido todo, incluso a sí misma.
Evidentemente no puedo dejar la entrada sin hablar de los personajes, sobre todo cuando me han enamorado de tal forma. Si bien es cierto que Raven comienza siendo un dolor de muelas, creo que poco a poco vamos comprendiendo a este personaje un poco más, conforme descubrimos todo lo que ha tenido que pasar. Además, ver cómo pasa de Raven a Rachel cuando el personaje te ha dejado huella hace que te sientas orgullosa de lo que es capaz.
Puede que Valeria sea el personaje con el que menos he llegado a empatizar. Mientras que Simon me parecía adorable, inteligente y entregado a su familia, además de más fuerte de lo que parece al ser siempre el pilar de apoyo de Valeria; con la joven sentía que había algo que no me permitía sentir pena —por decirlo de algún modo— por ella. Estaba frustrada con su personaje, demasiado amargo para mí, página tras página, hasta que deja que Simon entre en su vida.
Dejando a un lado el hecho de que pudiera o no empatizar con ellos, o que me resultasen irritantes o adorables, he de reconocer que estaban bien creados. En la novela, es esencial el cambio que se produce en las protagonistas, dándonos una sensación de esperanza desde las primeras páginas. Sin embargo esa evolución podría haber ido muy mal en unas manos que no fueran las adecuadas. Clara logra que podamos ver cada una de las fases de esta metamorfosis a un ritmo creíble, sin alterar el curso de la historia.
En general, Al final de la calle 118 de Clara Cortés es un libro con un mensaje precioso, que te dejará con un pequeño agujero en el corazón cuando tengas que soltar sus páginas, y desde luego es un gran merecedor del primer premio de La CAIXA / Plataforma, a pesar de tener un par de aspectos que no haya llegado a disfrutar completamente. Solo me queda desear mucha suerte a la autora, y que no sea el último libro firmado con su nombre que tenga entre mis manos.
En las más de 300 páginas nos encontramos a Valeria y a Rachel (Raven), dos chicas que no han tenido suerte en la vida desde que su madre las abandonara, y que han tenido que salir a flote como han podido, aunque eso signifique tener que buscar un trabajo como el de Raven. Seguiremos a nuestras dos protagonistas en su camino a la liberación de todo aquello que las ata a su mala racha, desde el odio hacia sí mismas hasta el resentimiento por haber permitido que llegasen a este estado.
He de reconocer que me costó un poco meterme en la novela, el calor hacía mella en mí y tenía más de un libro comenzado. Aún así, me forcé a centrarme en él hasta que llegó el momento en que no pude soltarlo y lo devoré en cada momento libre del que disponía.
Algo que disfruté muchísimo —además de la sorprendente trama, evidentemente—, fue la escritura de la autora. Cautivadora, utiliza la descripción de tal modo que casi puedes ver la escena en que te encuentras. Si he de buscarle una pega sería el abuso de monólogos internos en según qué momento, ya que alguna vez me daba la impresión de que lo que intentaba comunicar con ellos —generalmente cómo se sentía Valeria— ya lo sabía, por lo que quería leer qué haría con esos sentimientos o pensamientos, algo que no ocurría hasta más adelante. Claro que también he de puntualizar que esto ocurre en contadas ocasiones, por lo que no eclipsa los grandes momentos de la novela de Clara Cortés.
“La luz es mala, no al contrario, y por eso deberíamos aprender a mantenerla apagada. La luz descubre cosas que la oscuridad esconde, como la sangre y los sentimientos; en cambio, las sombras son sabias, y si hay algo guardado en ellas probablemente es porque tiene que estar ahí.”Al final de la calle 118 es una historia constante en cuanto a la trama. Al menos hasta que llegas al final. Evidentemente no voy a dar detalles, porque aunque tenga fama de hacer spoilers, al menos intento no soltarlos intencionadamente. El hecho es que a pesar de la línea que sigue el argumento a lo largo de la novela, me parece que uno de los acontecimientos finales es algo repentino. No diré innecesario, porque tampoco es algo que desentone en tal medida con el mensaje que pretende transmitir, pero sí que es cierto que me parece cruel, sobre todo para el lectores.
En cuanto al argumento, Valeria y Raven irán sobrepasando los obstáculos que la vida les ha puesto, dándose cuenta poco a poco tras la llegada de Simon, el chico que canta en el orfanato, de que quizás no todo sea negro, sino que los colores también pueden llegar al alma de una persona que creía haberlo perdido todo, incluso a sí misma.
Evidentemente no puedo dejar la entrada sin hablar de los personajes, sobre todo cuando me han enamorado de tal forma. Si bien es cierto que Raven comienza siendo un dolor de muelas, creo que poco a poco vamos comprendiendo a este personaje un poco más, conforme descubrimos todo lo que ha tenido que pasar. Además, ver cómo pasa de Raven a Rachel cuando el personaje te ha dejado huella hace que te sientas orgullosa de lo que es capaz.
Puede que Valeria sea el personaje con el que menos he llegado a empatizar. Mientras que Simon me parecía adorable, inteligente y entregado a su familia, además de más fuerte de lo que parece al ser siempre el pilar de apoyo de Valeria; con la joven sentía que había algo que no me permitía sentir pena —por decirlo de algún modo— por ella. Estaba frustrada con su personaje, demasiado amargo para mí, página tras página, hasta que deja que Simon entre en su vida.
Dejando a un lado el hecho de que pudiera o no empatizar con ellos, o que me resultasen irritantes o adorables, he de reconocer que estaban bien creados. En la novela, es esencial el cambio que se produce en las protagonistas, dándonos una sensación de esperanza desde las primeras páginas. Sin embargo esa evolución podría haber ido muy mal en unas manos que no fueran las adecuadas. Clara logra que podamos ver cada una de las fases de esta metamorfosis a un ritmo creíble, sin alterar el curso de la historia.
En general, Al final de la calle 118 de Clara Cortés es un libro con un mensaje precioso, que te dejará con un pequeño agujero en el corazón cuando tengas que soltar sus páginas, y desde luego es un gran merecedor del primer premio de La CAIXA / Plataforma, a pesar de tener un par de aspectos que no haya llegado a disfrutar completamente. Solo me queda desear mucha suerte a la autora, y que no sea el último libro firmado con su nombre que tenga entre mis manos.
“Para pasar página, tengo que saber cómo empezar un nuevo capítulo.”
María Reinoso
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