[RESEÑA] El cuento de la criada | MARGARET ATWOOD



Título: El cuento de la criada
Autora: Margaret Atwood
Editorial: Salamandra
Año: 1985 (Publicación); 2017 (Edición)
ISBN: 978-84-9838-801-5
Páginas: 416
Precio: 19,00 €


"Amparándose en la coartada del terrorismo islámico, unos políticos teócratas se hacen con el poder y, como primera medida, suprimen la libertad de prensa y los derechos de las mujeres. Esta trama, inquietante y oscura, que bien podría encontrarse en cualquier obra actual, pertenece en realidad a esta novela escrita por Margaret Atwood a principios de los ochenta, en la que la afamada autora canadiense anticipó con llamativa premonición una amenaza latente en el mundo de hoy.

En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela —o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir— le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a unas Colonias en las que sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos. Así, el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de una persona. Y mucho menos su deseo".
Sin duda, una de las series de las que más se ha hablado en los últimos meses ha sido la adaptación de esta novela a la pequeña pantalla por parte de HBO. La primera temporada de The Handmaid's Tale ha sido protagonizada por Elizabeth Moss, quien se pone en el papel de Defred. Gracias al servicio de visionado online del que ya llegaran grandes producciones como Juego de Tronos, muchos de nosotros nos hemos animado a echar un vistazo a la novela de Margared Atwood, la autora de los ochenta cuya literatura se ha marcado por los futuros distópicos.

El cuento de la criada nos presenta a June, una mujer a la que el nuevo régimen político le ha arrebatado todo. O casi todo, la esperanza sigue con ella. Cuando su marido y ella se disponían a huir de Chicago, los Ojos (la milicia a cargo de poner orden entre los habitantes) los persiguieron, disparando a Luke (el marido de June) y secuestrando a su hija. De ella solo quedó su cuerpo, con un sistema reproductor sano.

Eso era lo único que le importaba a los captores, quienes la destinaron a la casa de un comandante despojándola de su nombre. Ahora sería Defred. Un nombre que en sí mismo denota posesión, el ser poseída. En el nuevo mundo en el que vive no existe June, solo una mujer "incubadora" que pertenece a los matrimonios de las altas esferas y cuya única función será dar un hijo a quienes no pueden tenerlo.

La situación ambiental y la mala alimentación, así como los anticonceptivos han hecho que, durante años, la sociedad pudiera concebir un menor número de descendientes. Es así como, cuando se crea el nuevo régimen autoritario conservador, nace una nueva clase de personas: las criadas. Ese es el nombre que tienen las que se dedican a lo mismo que Defred.

Durante la novela, la protagonista mantendrá una lucha interna basada en el bien y el mal. No tan solo hacia ella, sino hacia los suyos. Aunque no tiene constancia de la muerte de su marido, en su interior sabe que no sigue entre los vivos. Su hija, sin embargo, fue adoptada por otra pareja. Es por ella que no se rebela. Es por ella que mantiene su pasividad ante el Comandante y su mujer. Si hace las cosas bien, si les da lo que quieren, quizás pueda conseguir la libertad, y con ella la de su hija.

Defred sabe que si no continúa con lo que sus "dueños" quieren de ella, lo más probable es que no vuelva a ver a su hija. Sin embargo, cuando tiene la opción de cambiar las reglas del juego, de ir contra las normas, aunque sea solo de forma parcial, tomará ese camino, casi como si fuera la única manera de volver a estar viva realmente.

Lo primero a destacar de la novela de Margaret Atwood y en contraste con lo que se puede encontrar en nuestro blog es que El cuento de la criada es una novela adulta, y se nota. No solo cuenta con una protagonista que dejó la juventud tiempo atrás, sino que trata temas políticos, religiosos y personales con una crudeza que no estamos acostumbrados a ver en la novela juvenil.

Es una distopía, sí. También está ambientada en un futuro algo lejano, pero la temática y la ambientación no podían estar más presentes en la sociedad actual.

Se supone que la historia de Defred se desarrolla en el segundo siglo del milenio en que vivimos, pero artículos como la televisión, revistas o radiocasetes —no podemos olvidar que el libro se escribió en los ochenta, así que aún no hay ni rastro de ordenadores o DVDs— parecen ecos de un pasado muy cercano para ella. Cien años en el futuro, los conservadores se han hecho con el poder y, tras la abolición de la constitución americana, se han deshecho de todos los que suponían un problema para llevar a cabo sus planes.

En la sociedad de Defred no solo están prohibidas las relaciones extramatrimoniales, los segundos matrimonios, la homosexualidad y el ateísmo. En esencia, está prohibida la libertad, tanto física como de pensamiento. La más obvia está reflejado en el papel de la protagonista, que pertenece literalmente a una familia, pero también vemos a lo largo de las más de cuatrocientas páginas el ansia de Serena Joy (la esposa del comandante) por dedicarse a algo más aparte de su jardín, o el miedo de Defred a olvidar quién es en realidad y cuál es su propósito. Vemos además como el mundo se ha convertido en algo accesible únicamente para los ricos y poderosos, relegando al resto a servir a los primeros.

Se supone que la historia de Defred se desarrolla en el segundo siglo del milenio en que vivimos, pero la lectura de la novela nos traslada irremediablemente a la primera mitad del siglo XX, donde la mujer no tenía ni voz ni voto, y la mayoría de los pobres tenían vetado el acceso a una vida mejor. Nos funde el horror del pasado con problemas del presente, donde aquellos aspectos aún no se han solventado, pero también con los miedos del futuro, tan reflejados en los efectos del ritmo de vida que llevamos como en la incertidumbre sobre el papel que tendrán los sectores apartados de la sociedad.

A nivel narrativo, la pluma de Margaret Atwood, aunque mordaz y crítica en los labios de Defred, aturde ligeramente al lector al mezclar los tres tiempos narrativos: El presente (situación actual de la protagonista), su pasado lejano (antes de que fuera encarcelada y arrebatada de su familia) y su pasado cercano (con el adoctrinamiento en el Centro Rojo, donde forman a las criadas). No hay apenas señales separadoras de las tres épocas, puesto que se mezclan para narrar paralelamente los acontecimientos. En ciertas ocasiones, el desarrollo de las historias se convierte en meras menciones algo repetitivas, que aleja al lector del personaje.

Sin embargo, la forma de narrar las historias y capítulos dota a la novela de la sensación de lentitud y monotonía que Defred siente en su vida, sin llegar al aburrimiento. Nos hace sentir lo que ella siente en las tres fases que podríamos distinguir de su vida desde que comienza la novela hasta su final. Final abrupto donde los haya, por cierto. Sin intención de desvelar nada sobre el mismo, he de reconocer que estuve bastante contrariada cuando llegué a la última página de la historia per se. Sin embargo, el epílogo —que me temo es obviado con asiduidad— da un cierre perfecto a la novela que, a pesar de las incógnitas, no necesita continuación.

A la hora de hablar de los personajes, me gustaría hablar de una característica de la novela que yo pasé por alto inicialmente: El cuento de la criada es una historia narrada desde el punto de vista de June (Defred), y por tanto, lo que conocemos de los personajes, lo hacemos siempre desde su perspectiva. Quizás por eso el único realmente rico sea ella misma, porque podemos ver cada una de las capas que componen a la joven.

Aún así, aquellos que tenemos más cercanos a ella, como el Comandante o Deglen, e incluso los que pensábamos más lejanos como Serena Joy, llevan a cabo una metamorfosis a lo largo del libro, dejando al menos entrever su verdadero ser y cómo, a pesar de que la sociedad autoritaria ha sido impuesta, hasta los más adeptos consiguen zafarse de sus reglas en un nivel u otro.

En general, El cuento de la criada escrito por Margaret Atwood deleita al lector desde el primer momento con una historia interesante, narrativa ágil y un personaje principal por el que sufrirás y te sentirás identificado, luchando con y contra ella. Su carácter atemporal  hace que se trate de una historia de actualidad, sin importar cuándo sea leído, y que interese tanto a los amantes del género como a aquellos que se introducen aún en él.

Eso sí, os daré un consejo. Si queréis leer la novela, pero también ver la serie, lo mejor es que os dediquéis primero a las páginas de Atwood, u os costará continuarla por la exactitud de la adaptación en muchas líneas argumentales y el progreso de la historia.


María R.

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