[RESEÑA] A todos los chicos de los que me enamoré | JENNY HAN


Título: A todos los chicos de los que me enamoré (A todos los chicos de los que me enamoré #1)
Autor: Jenny Han
Editorial: Destino (Grupo Planeta)
Año: 2014
ISBN: 978-84-08-12844-1
Páginas: 384
Precio: 14,95 €


"Lara Jean guarda sus cartas de amor en una caja. No son cartas que le hayan enviado, las ha escrito ella, una por cada chico de los que se ha enamorado. En ellas se muestra tal cual es, porque sabe que nadie las leerá. Hasta que un día alguien las envía por equivocación y la vida amorosa de Lara Jean pasa de «imaginaria » a estar totalmente fuera de control."

Hace unas semanas os hablaba de El verano en que me enamoré, una de las primeras novelas de Jenny Han. Hoy vengo con A todos los chicos de los que me enamoré, su última publicación en España y una de las que más fama ha tenido desde su salida en todo el mundo.

En esta novela conocemos a las chicas Song, principalmente a Lara Jean, la mediana de las tres hermanas. Ella utiliza las cartas de amor como método para dejar de estar enamorada de quien quiera que sea el objeto de su deseo, y las esconde en una caja para sombreros. Sin embargo, el envío de estas hará que la situación entre ella y su vecino, Josh, se vuelva un tanto incómoda, hasta el punto de decidir hacer una locura.

Había oído muchas cosas sobre este libro, y he de decir que aunque no supiera muy bien cómo iba a desarrollarse la trama, me he quedado con un sabor un tanto amargo. No porque no me haya gustado, sino porque no me ha llenado tanto como esperaba. Esperaba sentir el mismo nudo en el estómago que sentí con el primer libro suyo que leí, y aunque he de reconocer que me he reído más con este, la trama romántica no ha sido lo mismo.

De la escritura de Han, poco puedo decir que no dijera ya, la verdad. Su estilo a la hora de plasmar las historias románticas se caracteriza por lo que podríamos llamar "adorabilidad" (Sí, sé que no es una palabra de verdad). Incluso aunque fuera en cierta circunstancia, no podía parar de pensar en lo adorable que era cierto personaje (Intentar describir esto sin poner spoilers es realmente difícil), y teniendo en cuenta su protagonismo a lo largo de la historia, era un gran incentivo para seguir leyendo.

Si en la reseña de El verano en que me enamoré hablaba de cuanto me había enganchado el libro desde la primera página, tengo que decir que con este no me ha ocurrido lo mismo, lamentablemente. Leía cualquier momento, pero no me atrapaba como para no poder soltar el libro.

Sin embargo, los personajes han logrado lo que el ritmo de escritura no ha podido: ha hecho que nos llevaran de la mano para conocer sus vidas tanto como fuera posible, cogerles cariño o comenzar a odiarles, o incluso una evolución entre ambos sentimientos. Lo mismo me ha pasado con el elemento de humor, que ha estado presente sobre todo durante las dos terceras partes del principio del libro.

Muchas veces critico el comportamiento de los personajes, ¿Cómo pueden ser tan incoherentes? ¿Cómo pueden llevar a cabo tales acciones? Y es que muchas veces olvido que, aunque no me guste como actúan de vez en cuando, también debo tener en cuenta la edad del personaje y cómo lo ha retratado la escritora.

Lara Jean es un ejemplo de esto, al menos para mí. Aunque no me ha parecido un personaje irritante como America en La Selección, o que se contradiga a sí misma en numerosas ocasiones, tampoco he llegado a conectar con ella en gran medida, básicamente porque sentía que ni ella sabía que estaba ocurriendo con sus sentimientos, lo cual me frustraba bastante (Parece que comparte problema con otra protagonista de la autora). El hecho es que, sobre todo los adolescentes - no me queméis por lo que voy a decir-, pueden sentir un día una cosa y otro día otra. En realidad lo que me molesta de ello es cuando tratan un simple crush como el amor de su vida. Con Kitty me ha pasado un poco lo mismo que con la protagonista, se comporta de forma infantil muchísimas veces y me molestaba bastante. Hasta que me di cuenta de que tenía casi diez años. Es normal que se comporte así.

Margot, sin embargo, fue a quien no entendí. Desde la muerte de la madre de las chicas Song, ella se ha comportado como la madre de la familia, cuidando de sus hermanas pequeñas y cocinando, limpiando... hasta que ellas tuvieron edad de colaborar en la casa. Creo que mi problema con ella era que una vez en Escocia daba una fachada muy fría y no tenia tanto contacto como hubiera esperado de alguien que se siente sola al estar tan lejos. Si hace de reina de hielo entiendo que el resto lo tome como una separación, y hagan su vida igualmente, no me parece bien que les haga sentir culpables cuando ella se siente dolida sin haber siquiera intentado participar en todo.

Otros personajes como Kavinsky y Josh son los que han ayudado a llevar esta historia. Desde que ambos recibieran la carta que alguna vez escribió Lara Jean hemos podido conocerlos y ver cómo ninguno de los dos son lo que pensábamos al principio. Peter K. se nos presenta como un mujeriego al que solo le importan las apariencias, pero conforme pasan las páginas descubrimos su verdadero yo, y es una lástima que seamos los únicos en verlo - junto a nuestra protagonista - porque es mucho más de lo que da al público. Josh, sin embargo, me deja un tanto fría. El chico de al lado, el último al que ha querido, aquel al que ha querido de verdad. El novio de su hermana. Se nos presenta una idea tan idealizada de él desde el principio, que a mí se me rompió ese cuadro en mil pedazos cuando la trama avanzaba.

En general, A todos los chicos de los que me enamoré es una historia romántica con muchos puntos humorísticos que ayudan a que la trama se haga más liviana conforme se suceden los acontecimientos. Con una escritura que no siempre ha sido de mi agrado, los personajes han hecho que la novela de Jenny Han se convierta en un 4/5 para mí y que espere con ansia la siguiente parte.


María Reinoso

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